jueves, 24 de julio de 2008

Crecer...CON HEMOFILIA

Buenas Noches a todos, les traigo una información muy interesante que consegui en nuestra pagina aliada www.hemofiliarte.com.ar escrita por la Lic. Irene FUCHS quien nos habla sobre CRECER...

CRECER... CON HEMOFILIA

La posibilidad del cambio
Cuando una persona llama por primera vez a la puerta del consultorio de psicología, un sacudón se ha producido en su interior y generalmente no quiere, ni ya puede ignorar lo que le está sucediendo.
Entonces, la persona entra, se sienta y cuenta. Trata de dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿ porqué ha venido?, ¿qué es eso que lo hace sufrir?, ¿ para qué solicita ayuda en ese momento específico de su vida?, etc.
Si todo sigue su curso natural, la primera función del psicólogo se pondrá en marcha, es decir comenzará a escuchar el relato y seguirá atentamente cada palabra, cada gesto, cada silencio que se profiere en el encuentro. Una confesión se ha comenzado a desplegar y juntos inaugurarán el maravilloso rito de la comunicación.

En lo que hace a mí y en el ejercicio de esta función, suelo ir descubriendo poco a poco, casi con sorpresa, que aquella persona que me visita en la Fundación, no consulta solamente por tener hemofilia. Me describe con total y absoluta honestidad que en su vida también le pasan “otras cosas”, buenas..., malas... y que quizás, el motivo de su consulta se deba a que algo se ha desordenado en su vida. Su escenario diario ha perdido cierto orden o coherencia personal.
Esta persona sufre como cualquier mortal y además..., tiene hemofilia.
Confirma - como cualquiera de nosotros lo haría también- que está allí, que ha concurrido, porque no quiere sufrir. El necesita apaciguar sus penas, acude e implora por un cambio, y termina solicitando la ayuda en la que cree encontrar una solución a sus males.
La comunicación suele instalarse inmediatamente entre la persona que necesita ayuda y el terapeuta que escucha.
En ciertas oportunidades, vuelvo a descubrir una vez más y nuevamente con sorpresa , que la persona gira repentinamente el foco de su atención en su discurso y se dispone a hablar sobre su hemofilia. Los recuerdos se hacen presentes y su mirada viaja en el tiempo hacia su niñez. Habla sobre “cómo vivía su enfermedad cuando era niño”, la sobreprotección que le brindaban y que terminaba por agobiarlo, etc.
Las emociones suelen hacer su aparición y algunas veces se enoja, otras se entristece, otras hecha culpas, hasta detenerse particularmente en alguna escena de aquellos tiempos, donde las palabras acompañan al recuerdo que ha decidido brotar intensamente a pesar de su control por dominarlo, por aquietarlo.
Así pues, la persona reconoce y acepta que ha llamado a esa particular puerta porque es tiempo de tomar decisiones. Su discurso señala hacia el pasado, pero su decisión apuesta al futuro. Ha decidido consultar porque quiere sentirse mejor.
Muchas veces, a lo largo de nuestras vidas, nos suceden episodios duros, malos momentos o situaciones traumáticas que debemos sortear. No siempre solemos detenernos a analizar lo que en ese momento nos ocurre. No siempre podemos soportar la angustia o el temor que nos ha invadido y tendemos a dar vuelta la página rápidamente. Es como si las urgencias diarias, la necesidad de seguir adelante, no nos permitiese detenernos y ahondar con cierta fortaleza, en “eso” que nos está pasando. Creemos así, equivocadamente, que los sucesos difíciles se archivan espontáneamente, refugiándose definitivamente en el olvido.
Pero esto no sucede así. Por el contrario, “aquello” retorna disfrazado, vuelve con la carga anexada de un nuevo malestar, de un nuevo temor. A esto en Psicología, lo denominamos Síntoma.

EL SÍNTOMA, ES UN MENSAJERO.

Cuando la persona se encuentra incomodada por un síntoma cualquiera, no debe tenerle miedo a esta formación, por el contrario, debe saber que es preferible que “aquello”, haya retornado aunque sea disfrazado, antes de que continúe escondido. Así, se contará con la posibilidad de revisar, de retomar y de arrancar de una vez y para siempre de raíz, “eso” que alguna vez nos produjo dolor y que se ha enquistado en nosotros.
Tener hemofilia, haber crecido con esta enfermedad, puede o no, haber dejado secuelas en el alma, difíciles de sobrellevar. Pero sepamos también, que las mismas, son posibles de erradicar a través del análisis. Este proceso, se hará con plena conciencia, a diferencia de cómo se enfrentó en el pasado.
Frecuentemente, la desinformación, los avatares de la educación, los temores de ciertas épocas, la involuntaria falta de experiencia de los padres, etc, terminan contribuyendo a la gestación de algunos síntomas.
Afortunadamente, los síntomas son formaciones del inconsciente que tratan de decirnos, de trasmitirnos algo. Es poco frecuente que podamos descifrar su significado solos. Con la ayuda del psicólogo, se podrá llegar a revelar el mensaje que los síntomas portan, y así desanudarlo definitivamente, para deshacernos del malestar que ellos nos causan.
La mayoría de las veces nos sentimos perturbados, confundidos por tener que recurrir a la ayuda de un psicólogo que pareciera saber más sobre nuestras vidas, que nosotros mismos. Y en cierta manera, razón no le falta; pero si se hace esta lectura se estará equivocando el enfoque. Nadie suele saber más sobre nosotros mismos que nosotros mismos.
Lo que sucede es que a veces no podemos ver con claridad o no poseemos las herramientas para reordenar algo que se ha movido de lugar. También, puede ocurrir que las herramientas que alguna vez nos sirvieron para determinado fin, ahora, ya no nos sirvan.

LA OPORTUNIDAD

Por ello, cuando algo no anda bien en nuestra vida anímica y nos encontramos desorientados porque no hallamos la solución, tengamos presente que el momento crítico que atravesamos, nos está ofreciendo una oportunidad. La oportunidad de cambiar, de dejar atrás la angustia, para reencauzar nuestro camino.
El solo hecho de convivir con una enfermedad, puede abrir un espacio de cambio, cambio en nuestro modo de vincularnos con ella, de vivenciarla , de encuadrarla.
Se hace necesario entonces, saber, que cuando tengamos que revisar nuestras vidas por distintos motivos, y además, esto suceda en frente a la presencia de un psicólogo, nos estaremos vinculando con nosotros mismos y también con nuestra enfermedad de un modo diferente.
Por consiguiente, no importa cuál sea el motivo de consulta psicológica de la persona que tiene hemofilia. Es decir, puede que se deba a su enfermedad, puede que no, y el motivo tenga que ver con otras cuestiones, que involucren o no a la hemofilia. Lo que sí debe importar, es que cuando una persona cruza cierto umbral y decide pedir ayuda, ha decidido fundamentalmente encargarse de sí mismo y trabajará para intentar averiguar ¿qué es lo que le sucede?. Se acercará a sí mismo para confrontarse con las distintas formas que puedan hacer cesar su padecer . La persona, entonces, se habrá responsabilizado valientemente por otorgarle claridad y alivio a su presente.
Un paciente con hemofilia decía: “a partir de responsabilizarme por mi propia vida he descubierto que ahora puedo lograr mucho más de lo que suponía. Ahora me escucho, a la hemofilia la sigo teniendo, pero mi vida ya no se detiene ante ella. La hemofilia pasó a estar en otro lugar, ya no está más adelante mío, ahora he podido correrla hacia un costado, por lo tanto, ya no entorpece mi camino, sólo me acompaña”
Atravesar una crisis, es estar frente a una nueva posibilidad. Cuando se posee una oportunidad de cambio, se cuenta con la oportunidad de crecer.
Crecer, no implica un proceso evolutivo solamente. Crecer supone cambios, cambios físicos, cambios de gustos, cambio de visión, cambios en nuestra personalidad. También, implica sumar experiencia para corregir errores, y no repetir o tropezar con la misma piedra.
Tomar conciencia que frente a la dificultad, contamos con otras posibilidades que la de sufrir y nada más, abrirá la puerta que nos marcará el camino de una nueva oportunidad que toda crisis nos presenta.

Lic. Irene FUCHS

2 HemoComentarios:

Anónimo dijo...

Qué mensaje tremendo...
Seguí adelante!!! Te puse el 5... Tu blog es de gran ayuda.

Un abrazo!

Club NATACIÓN Hemofília dijo...

Feeeeeeeeeri!
Que bueno que entras a mi blog! muchisimas gracias, (no entendi lo del 5) jejejé cuando puedas explicame, anoche justamente entré en tu blog, muchas gracias por ser tambien de gran ayuda para todos!
Un beso bella y gracias!

Blog Creado por: Danny Escalante y su mamá Migdalia Rondón de Escalante

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